Cae inmigración ilegal en EEUU

WASHINGTON - Nuevos datos del censo divulgados este jueves demuestran una clara y sostenida caída en las cifras de inmigración ilegal, lo que pone fin a más de una década de incrementos.

El número de inmigrantes sin permiso para residir en Estados Unidos bajó de un pico de unos 12 millones en 2007 a unos 11,1 millones el año pasado, reflejo de una disminución general de la inmigración de latinos. Por primera vez desde 1910, los inmigrantes asiáticos superaron a los hispanos.

De acuerdo con los demógrafos, es improbable que la inmigración ilegal de hispanos -80% de toda la inmigración sin autorización proviene de Latinoamérica- se acerque de nuevo a su pico de mediados de la década de 2000, debido en parte a la debilitada economía estadounidense y una aplicación más dura de las leyes, pero también al envejecimiento de la población mexicana.

El hallazgo presagia una batalla cuesta arriba para los republicanos, quienes la semana pasada aprobaron una ley en la Cámara de Representantes que podría ofrecer la ciudadanía a un grupo limitado de estudiantes extranjeros con grados avanzados, pero que están muy divididos sobre la conveniencia de buscar medidas más amplias sobre inmigración.

En total, el mayor aumento de la inmigración en la historia moderna de Estados Unidos podría quedar en los registros como el que ocurrió desde mediados de la década de 1990 hasta principios de la de 2000, con residentes sin permiso legal que ya llevan 10 años o más asentados en Estados Unidos. Estos incluyen a los migrantes que llegaron como adolescentes y corren un riesgo cada vez mayor de verse marginados, por su edad, de las propuestas legislativas, como la Ley DREAM, que ofrece un mecanismo hacia la ciudadanía para los adultos más jóvenes.

"La prioridad ahora es impulsar un debate vigoroso sobre los indocumentados que ya están aquí", dijo José Antonio Vargas, de 31 años, periodista originario de Filipinas. "Queremos convertirnos en ciudadanos y no enfrentar la amenaza de deportación o ser tratados como de segunda clase", dijo Vargas, cuya campaña, Define American (algo así como "Definamos estadounidense"), junto con el grupo de inmigrantes jóvenes We Dream United ("Soñamos Unidos"), han estado presionando a favor de la ciudadanía para toda la población inmigrante en Estados Unidos. Los grupos señalan la fuerte participación de latinos y asiático-estadounidenses a favor del presidente Barack Obama en las elecciones del mes pasado como evidencia del apoyo público a una amplia revisión de las leyes de inmigración.

Este año, Obama ofreció a muchos inmigrantes más jóvenes la suspensión temporal de las órdenes de deportación. Pero Vargas, que vive en Estados Unidos desde 1993 y este año apareció en la portada de la revista Time con otros inmigrantes que carecen de estatus legal, se ha vuelto demasiado viejo para cumplir los requisitos de esa medida.

"Esta discusión es una pregunta acerca de cómo nosotros, como nación, definimos quién es estadounidense", dijo Vargas, y señaló que si los políticos no acogen una reforma migratoria ahora, un bloque de votantes de minorías de rápido crecimiento pronto lo hará por ellos. "Si quieren que paguemos una multa por convertirnos en ciudadanos, está bien. Si quieren que paguemos impuestos atrasados, por supuesto. Si quieren que hablemos inglés, hablo inglés. Pero no podemos limitarnos a mantenernos a flote en este tema".

Los datos mostraron que 11,1 millones, o 28%, de la población nacida en el extranjero que vive ahora en Estados Unidos carece de la debida documentación migratoria, una cifra que prácticamente no ha variado desde el año 2009 y está más o menos en el mismo nivel de 2005.

Otros 12,2 millones de personas nacidas en el extranjero, 31%, son residentes permanentes con autorización legal y tarjetas de residencia, la llamada "green card". Y 15,1 millones, o 37%, son ciudadanos estadounidenses naturalizados.

Menos trabajadores mexicanos ingresan en la actualidad a Estados Unidos, mientras que muchos de los inmigrantes en el país optan por regresar a su tierra natal, lo que ha dado como resultado un saldo cero en el flujo migratorio desde México.

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