LOS ÁNGELES - A Fran Drescher se la conocía principalmente por haber protagonizado la serie "The Nanny" ("La Niñera"), pero su declaración de huelga como presidenta del gremio de actores de EEUU ha dado un vuelco a su imagen y la ha erigido en una combativa líder sindical.
"Avariciosas empresas de Wall Street que reparten dinero a diestro y siniestro entre sus ejecutivos y se olvidan de los trabajadores esenciales. (...) Es repugnante, debería darles vergüenza", sentenció la presidenta del Sindicato de Actores de Hollywood (SAG-AFTRA) con su peculiar tono nasal.
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Su beligerante discurso llegaba tras un mes de negociaciones infructuosas para renovar el convenio colectivo de los intérpretes con la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP), entidad que engloba a conglomerados como Warner Bros. Discovery, cadenas de televisión del peso de Fox o plataformas de "streaming" como Netflix.
Los ojos del "establishment" de Hollywood se ciernen desde entonces sobre una actriz con pasado activista que salió del pintoresco barrio de Queens para hacerse un hueco en la Ciudad de Las Estrellas, y ahora trata de remover los cimientos de un negocio del que ha conocido sus entrañas.
La intérprete de Fran Fine en "The Nanny" (1993-1999) escaló hasta la cúspide de SAG-AFTRA hace apenas dos años, al presentar su candidatura bajo un partido conocido como "Unidos por la Fuerza", en español, superando en última instancia a la alternativa liderada por el actor Matthew Modine ("Full Metal Jacket").
Era justamente eso, unión, de lo que adolecía el sindicato de actores, históricamente muy dividido entre las superestrellas de la industria y aquellos profesionales que actúan como medio de subsistencia, y hasta ahora lo está sobrellevando como puede.
Y eso a pesar de que su victoria se fraguó en un ambiente de mucha tensión con el propio Modine, que alegó estrategias espurias por parte de Drescher para hacerse con la victoria y llegó a manifestar que ésta sería "juzgada en un futuro por todo el mundo o por el Dios al que le rece".
Pero antes de sentarse en ese sillón sindical que han ocupado desde Ronald Reagan a Charlton Heston, la actriz había pasado por dos décadas convulsas de su vida en las que perdió su fama internacional al concluir la emisión de "The Nanny", muy popular en el extranjero, se divorció en dos ocasiones y se le diagnosticó un cáncer de útero.
Cuando recibió el alta en 2005, trató de encauzar su carrera con series como "Living with Fran", el programa "The Fran Drescher Show" y con la comedia "Happily Divorced", en la que hacía valer su carismático sentido del humor y un atractivo reservado a mujeres como ella, que fue Miss Nueva York en la versión adolescente del concurso.
Ninguna de estas obras le devolvió el reconocimiento público que rodeaba a su figura con "The Nanny", título que también producía ejecutivamente junto a su exmarido, el guionista Peter Marc Jacobson. Así que Drescher optó por no salirse del todo del circuito, pero dedicar más tiempo a su faceta activista.
Alzó la voz sobre las agresiones sexuales contra las mujeres tras desvelar que fue abusada por unos ladrones dentro de su casa de Los Ángeles en 1985; brindó apoyo púbico a mujeres que sufrían tumores uterinos creando la fundación Cancer Schmancer Movement; y escribió dos libros autobiográficos en los que desmenuzó toda una trayectoria iniciada en 1977.
También hay un apartado político. Nunca ha escondido su vinculación con el Partido Demócrata: participó en la elaboración de la ley para la Educación y Prevención del Cáncer Ginecológico con Barack Obama (2009-2017) y hasta se dejó ver con el expresidente Bill Cliton (1993-2001) en Life Ball, evento de apoyo a infectados de VIH celebrado anualmente en Viena (Austria).
Mientras tanto, nunca abandonó esa vena irredenta que le nacía de tanto en tanto y por la que cargaba contra el capitalismo constantemente en sus redes sociales. Hasta el punto de que la revista New York Magazine la bautizó como "Tu nuevo icono anticapitalista favorito" en 2017.
Un lustro después, la niñera de "The Nanny" está inmersa en una batalla encarnizada que decidirá el futuro profesional de 160,000 intérpretes de Hollywood sindicados y su relación con avances tecnológicos como la inteligencia artificial (IA).
No obstante, además de tener la espada de Damocles del "establishment" hollywoodiense sobre su cabeza, Drescher se las verá en los próximos meses con los egos, muchas veces desmesurados, y las enormes influencias de muchos de los actores a los que representa.
La oleada de mensajes en su contra porque el lunes, tan solo 48 horas antes de que expirara el contrato de SAG-AFTRA con AMPTP, apareció con Kim Kardashian en un desfile de alta costura de Dolce & Gabbana en Puglia (Italia) podría ser solo un aviso.