“Pies, para qué los quiero; si tengo alas para volar”

En su silla de ruedas anda la vecindad defendiendo derechos de inmigrantes

LONGMONT- Emigró de México a Estados Unidos con la esperanza de encontrar alivio para su condición de salud, y para estrechar en abrazo a su padre. “llegué con cinco años, pero lo recuerdo todo” atestigua en la conversación.

En Estados Unidos: doctores, trámites, operaciones, no nublaron su mirada. “…lo triste fue ver a mi padre con una orden de deportación”. Sin poder caminar, decidió recorrer su localidad, pero no por el placer de andar “quise buscar opciones para mi padre y para la comunidad inmigrante”.

Así, al salir del hospital, y tener estable su salud, inició su trabajo de activista. Hoy cuenta con el reconocimiento de su comunidad. “Me agradecen; pero mi trabajo va a seguir siempre, la salud no importa”, reposta con la sonrisa de quien sueña un futuro mejor, de quien cree en su fuerza para cambiar el mundo. “Soy un joven de DACA, y eso me da fuerza”. 

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