PHOENIX - Un ranchero de Arizona fue sometido a juicio el viernes por la muerte a tiros de un migrante en su propiedad cercana a la frontera con México, y su abogada mantuvo su inocencia en un momento en que se intensifica el debate nacional sobre la seguridad fronteriza de cara a las elecciones presidenciales de este año en Estados Unidos.
George Alan Kelly, de 75 años, está acusado de homicidio involuntario por la muerte de un hombre que encontró en su propiedad ubicada en las afueras de Nogales, Arizona. Se prevé que el juicio en el tribunal superior del condado Santa Cruz dure incluso un mes, hasta aproximadamente el 19 de abril. Habrá audiencias cuatro días a la semana, salvo los lunes.
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Previamente Kelly rechazó un acuerdo de culpabilidad que habría reducido la acusación a un cargo de homicidio por negligencia. Su caso ha suscitado la simpatía de algunas personas de la derecha política, y ciertas iniciativas han recaudado cientos de miles de dólares para su defensa, incluidas algunas en la plataforma GoFundMe que fueron cerradas rápidamente debido a los cargos que se le imputaban.
Fue detenido y acusado el año pasado por la muerte a tiros de Gabriel Cuen Buitimea, de 48 años, el 30 de enero de 2023. Cuen provenía de la vecina Nogales, México, ubicada al sur de la frontera.
Kelly le disparó a un grupo de migrantes desarmados que caminaban por su rancho ganadero de casi 170 acres en la zona de Kino Springs, y Cuen estaba entre ellos, según las autoridades.
La abogada de Kelly, Brenna Larkin, dijo que la investigación que condujo a la detención de su cliente y a los subsecuentes cargos en su contra estuvo sesgada e incompleta, y que los investigadores intimidaron, no escucharon y cambiaron las palabras del acusado.
Larkin ha sostenido que Kelly comenzó a disparar al aire por encima de los migrantes porque temía por su seguridad, la de su esposa y la de su propiedad. Larkin testificó el viernes que los grupos de migrantes que cruzaban por la propiedad de Kelly se volvieron más amenazantes con el paso de los años, e incluso hubo traficantes de drogas y de personas, lo que lo llevó a portar armas constantemente para protegerse.
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Larkin dijo que Kelly se estaba preparando un almuerzo tardío en la cocina el día de los disparos cuando se dio cuenta que cinco hombres estaban atravesando su rancho con grandes mochilas y fusiles, y luego escuchó un balazo.
"Él sabe que algo estaba pasando afuera. Algo violento, algo peligroso", dijo. "Hay delincuentes armados en su propiedad. Tal vez haya otro disparo, a lo mejor van a dispararle a él".
Los fiscales han dicho que Kelly disparó imprudentemente un fusil AK-47 hacia los migrantes, que se encontraban a unos 90 metros de él. Kelly también portaba una pistola.
"Quiero que consideren a Gabriel Cuen Buitimea como un ser humano, y no como George Kelly lo describió: un animal", dijo el viernes a los miembros del jurado la fiscal adjunta del condado Santa Cruz, Kim Hunley.
Kelly también está acusado de agresión agravada ese día contra otra persona del grupo de unas ocho personas, entre ellas Daniel Ramírez, un hondureño que vivía en México y que está previsto testifique durante el juicio. La fiscal indicó que Ramírez había entrado a Estados Unidos ese día en busca de trabajo y vio cuando Cuen Buitimea fue baleado, dijo que le habían disparado y luego murió delante de él.
Hunley dijo que los integrantes del grupo se habían dispersado poco antes tras ver a los agentes de la Patrulla Fronteriza y se dirigían a la frontera para regresar a México cuando ocurrieron los disparos.
Los otros migrantes no resultaron heridos y consiguieron escapar de vuelta a México.
Cuen Buitimea también entró ilegalmente a Estados Unidos varias veces y fue declarado culpable y deportado, la última vez en 2016, según los registros judiciales.
El caso está siendo seguido de cerca por el consulado mexicano en Nogales, Arizona, que ha estado en contacto con la familia de la víctima.
El tiroteo desató fuertes sentimientos políticos sobre cuestiones de seguridad fronteriza, menos de seis meses después de que el director de una prisión y su hermano fueran detenidos por una balacera en el oeste de Texas en la que murió un migrante y otro resultó herido. Los hermanos gemelos Michael y Mark Sheppard, de 60 años, fueron acusados de homicidio involuntario en el tiroteo en el condado El Paso ocurrido en septiembre de 2022.
Los hermanos detuvieron su camioneta cerca de una localidad a 25 millas de la frontera y comenzaron a disparar contra un grupo de migrantes que tomaban agua junto a la carretera. Un migrante murió y una mujer sufrió una herida de bala en el estómago, según las autoridades.
Medios de comunicación de Florida informaron el año pasado que los hermanos estaban en libertad bajo fianza y vivían en el estado.
La seguridad fronteriza es un tema clave en la contienda presidencial de este año. El aspirante republicano Donald Trump y el presidente demócrata Joe Biden visitaron la frontera entre Texas y México a finales de febrero.