MANILA - Con el kilo de cebollas a nueve dólares y otros ingredientes indispensables como el ajo a unos precios similares o superiores a los del mundo industrializado, las familias de Filipinas se esfuerzan por mantener una nutrición digna pese a sus precarios ingresos.
El país asiático busca asidero ante la tormenta perfecta: la suma de desastres naturales -inundaciones y terremotos- que han arrasado las cosechas, la creciente inflación global desde la invasión de Ucrania y la falta de ayudas a los agricultores han elevado los precios de algunos alimentos básicos por encima de los de países industrializados.
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"Aquí la mayoría gana 570 pesos al día (unos $10 dólares) o incluso menos, y las cebollas están a 500 pesos (más de 9 dólares) el kilo. La gente come ahora más arroz y verduras baratas", afirma a EFE Marniel Doloricon (34 años), en el mercado de Quiapo, en Manila.
Esta trabajadora doméstica explica que, como ella, muchos trabajadores cobran el salario mínimo, que ronda en Metro Manila (el área metropolitana de la capital filipina) entre los 500 y 570 pesos al día, y por ello compran desde hace varios meses menos cantidad de productos esenciales en la gastronomía del país asiático.
EL TRIPLE QUE EN SUIZA O DINAMARCA
En una subida inasumible, las cebollas llegaron a alcanzar durante la pasada Navidad los 700 pesos el kilo ($12.70 dólares) en los mercados, triplicando los precios de esta hortaliza en Suiza o Dinamarca.
También los huevos de gallina registraron un récord recientemente -124 pesos la docena ($2.27 dólares)-, después de que la oferta se viera afectada por un nuevo brote de gripe aviar, según publicó el pasado lunes la Asociación de Huevos filipinos.
En el mercado de Quiapo, los vendedores de fruta y verdura se quejan de que "los clientes compran menos y van a lo barato", como los cebollinos o las espinacas locales, afirma a EFE John Castillo (36 años), cuyo puesto en el mercado sufrió una bajada notable de ingresos la pasada Navidad.
INFLACIÓN DURADERA
"El problema es grave y seguramente la inflación alimentaria durará hasta final de este año", alerta a EFE el académico Dean Dela Paz, quien añade que el mayor gasto de las familias filipinas de renta media y baja son los alimentos.
"A diferencia de otros países, donde el ciudadano medio gasta más en vivienda, salud o educación, los filipinos gastan mayoritariamente en comer. El Índice de Precios al Consumidor (CPI, en inglés) está compuesto principalmente de alimentos", añade Dela Paz.
El CPI, el índice de referencia para medir la inflación, alcanzó en diciembre un 8.1% , la tasa más alta en 14 años.
Una situación que afecta especialmente a la población vulnerable de un país con una renta per cápita de menos de 215 dólares mensuales, y donde las 9 personas más ricas de Filipinas amasan más riqueza que la mitad más pobre del país, según datos del Banco Mundial e Intermon Oxfam.
DESPROTECCIÓN DE LOS AGRICULTORES
Además de las inclemencias meteorológicas, que golpean con dureza al archipiélago asiático, y la inflación global, los agricultores "están desprotegidos por el Gobierno y no pueden aumentar su producción agrícola", explica Dela Paz.
"Al no tener sus parcelas en propiedad, la mayoría de agricultores no tienen acceso a créditos bancarios que utilizarían para producir más y a mejores precios", añade el académico.
El Gobierno, sin embargo, culpa de los desvaríos de los precios al exceso de intermediarios comerciales en la cadena de suministro, y anunció recientemente que trabaja en medidas para eliminarlos y que los productos lleguen al consumidor a costes más bajos.
Además, el Departamento de Agricultura filipino autorizó la semana pasada la importación de hasta 22,000 toneladas de cebollas, lo que prevé que reduzca a más de la mitad el precio actual de la hortaliza.
No obstante, para Dela Paz, la importación es un mecanismo "muy dañino" para los agricultores, que "venderán sus productos a mucho menor precio e incurrirán en pérdidas".
Sin soluciones óptimas a la vista, y con la guerra de Ucrania, un factor clave en el desencadenamiento de la subida de precios global de los alimentos y la energía, entrando en un segundo año, la población filipina arranca 2023 con la acuciante necesidad de llenar el plato de comida, aunque no sea con los ingredientes más deseados.