Fiebre con el bisturí en Corea del Sur

SEUL - El físico importa, y mucho, en Corea del Sur, cuyo vertiginoso crecimiento responde en parte a la competitividad despiadada presente en todos los ámbitos de la sociedad, que induce a miles de jóvenes a visitar el quirófano para mejorar su aspecto.

Si estudiar en la mejor universidad es garantía de felicidad y éxito social, estos días no lo es menos tener una cara bonita, y por eso dos de cada diez veinteañeras surcoreanas se han sometido a intervenciones plásticas en una de las aproximadamente 3,000 clínicas especializadas del país.

"Muchas vienen a mi consulta porque no encuentran trabajo y creen que mejorar su aspecto físico les abrirá las puertas del mercado laboral", comenta a Efe Park Hyun-cheol, cirujano plástico de la renombrada clínica OZ, ubicada en el selecto barrio de Gangnam en Seúl.
Lee Su-ji, una joven de 25 años que entre 2005 y 2008 se sometió a cuatro operaciones que cambiaron completamente su rostro, confiesa que multiplicó su autoestima, lo que le permitió "hacer muchos amigos en la universidad" y enriquecer su vida social.
"No me arrepiento de ninguna de las operaciones y, es más, volvería a pasar por ellas", asegura a Efe la joven, cuyos padres desembolsaron un total de $8,500 en los sucesivos cambios de imagen de la mayor de sus tres retoños.
En Corea del Sur el aspecto físico ideal responde a determinados patrones que se resumen en ojos grandes y definidos, nariz afilada, rostro vertical, dentadura perfecta y, por último, piernas estilizadas, el único rasgo que gran parte de las jóvenes coreanas comparten por mera obra de la naturaleza.
"La mayoría de los coreanos tienen los ojos pequeños y estirados, a veces tanto que dan sensación de sueño; por eso muchas chicas vienen aquí para que se los agrandemos", explica el doctor Park.
El conocido como "eyejob", que cuesta de $1,000 a 3,000 en la clínica OZ, tiene una segunda variante que consiste en realizar pequeños cortes laterales que aparentemente aumentan el tamaño de los ojos.
Lee Su-ji se sometió a ambas intervenciones y está más que satisfecha con el nuevo aspecto de sus ojos "más abiertos y redondeados" y de expresión "más amable" que, considera, contrasta con la anterior dureza de su mirada.
Las intervenciones plásticas oculares, tan triviales que las jóvenes no las consideran cirugía al no requerir hospitalización, constituyeron el 50 por ciento del más de un millón de operaciones practicadas en Corea del Sur en 2010, según Yoon Sung-min, director de la consultora local especializada en estética ARA.
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