Los guardaespaldas de Larry Hernández no permitieron acceder a él a su llegada a un concierto y después cerraron las puertas.
Larry no paró de beber durante la presentación y lo hizo de distintas botellas.
Incluso después repartió botellas entre el público.
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De pronto, vio el reloj e hizo una seña a su equipo para indicar que ya era hora de terminar.
Pero en lugar de despedirse del público, se dio media vuelta y listo, se acabó el show.
Nuevamente, los guaruras lo rodearon e impidieron que la prensa le hiciera preguntas sobre la demanda en su contra de un hombre por secuestro y agresión el pasado 16 de agosto.
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La demanda fue interpuesta en Carolina del Sur y está relacionada con una discrepancia entre el cantante y el supuesto rehén con respecto al pago por un concierto en Newberry.
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