Republicanos quieren limitar espionaje

WASHINGTON — Él le dio más poder de espionaje a las agencias de inteligencia del país, criticó a los activistas de derechos civiles que advirtieron sobre violaciones de privacidad y suspendió una audiencia en el 2005 para silenciar a sus críticos.
Ahora, el representante republicano James Sensenbrenner quiere reducir el poder de algunas de las leyes antiterroristas que una vez promovió, argumentando una extralimitación por la Agencia de Seguridad Nacional.
Sensenbrenner dice que se sintió "horrorizado y furioso" al conocer este año que la NSA estaba recolectando los registros telefónicos de millones de estadounidenses todos los días. Dijo que esas actividades van más allá de las intenciones de la Ley Patriótica del 2001, de la cual él fue el principal arquitecto en el Congreso y que fue creada en las semanas después de los ataques terroristas del 11 de septiembre.
Tanto en Estados Unidos como en el exterior, la furia sobre programas de espionaje de la NSA que el ex analista de sistemas de la agencia Edward Snowden reveló en junio ha generado una serie de planes para limitar esa vigilancia.
Pero el gobierno está profundamente dividido sobre cómo garantizar a los estadounidenses y el mundo en general que sus vidas privadas no están siendo invadidas al tiempo que mantienen la protección contra ataques terroristas. Es muy probable que los legisladores que supervisan intereses encontrados de justicia e inteligencia van a encontrar un arreglo que limite algunos de los programas.
El martes, Sensenbrenner y el senador demócrata Patrick Leahy, jefe de la comisión judicial de la cámara alta, ofrecieron reformar la NSA. La propuesta tiene ya respaldo bipartidista en el Congreso y apoyo de una amplia serie de grupos, desde la Asociación Nacional de Portadores de Armas (NRA, por sus siglas en inglés) hasta la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU).
"Tenemos que encontrar un equilibrio entre seguridad y libertades civiles", dijo Sensenbrenner en una entrevista la semana pasada. "Y la razón por la que la comunidad de inteligencia se ha metido en estos problemas es que al parecer no ve por qué las libertades civiles deben ser protegidas".
Ése es un cambio drástico de posición para Sensenbrenner, quien una vez acusó a los defensores de la privacidad de "exageraciones e hipérbole" por sonar las alarmas sobre el espionaje gubernamental cuando la Ley Patriota fue renovada en el 2006. El republicano mantiene que el gobierno debería tener alguna autoridad, limitada, para espiar a sospechosos de terrorismo, y niega que sus opiniones sobre el asunto hayan cambiado con los años.

"Él estaba convencido, desafortunadamente pienso yo, que la comunidad de inteligencia no iba a hacer mal uso de esa autoridad", dijo Caroline Fredrickson, presidenta de la American Constitution Society for Law and Policy, quien durante el debate del 2006 era directora de la ACLU. "Y pienso que parte de su furia proviene del hecho que ellos le hicieron quedar mal".

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